Esa es la impresión que dió el equipo el pasado domingo en Huelva contra el Recreativo. Es dificil reconocer a esta Real Sociedad. Entre unos y otros han conseguido que pierda la personalidad que siempre le había caracterizado.
Muchas han sido las etapas, a lo largo de su historia, en que la situación del equipo ha sido complicada. Empezando por el primer año de su ascenso, en el que el Madrid nos metió una goleada de escándalo. Años en que el equipo tenía unos jugadores que quizá no brillaban por su calidad técnica, pero que eran todo corazón. Que no se amilanaban por muy grande que fuera el equipo contrario y que hacían sentir los colores.
Pasamos a épocas más felices con jugadores de altísimo nivel pero que seguían siendo todo corazón en el campo. Que se divertían jugando y deleitaban a la afición.
Hoy nada de eso sucede. Entre unos y otros han conseguido formar un equipo sin calidad y lo que es mucho peor sin corazón. Esta afición no merece esto, ni merece unos dirigentes deportivos que no están a la altura de las circunstancias. Que no están siendo capaces de enfrentarse a una situación que se ve venir desde hace meses. Y decir esto no es como dijo Fuentes la semana pasada «no querer a la Real». Es reconocer una situación. Y eso es lo debería haber hecho el Consejo de Administración de la Real hace muchos meses. Diagnosticar la situación y poner los medios para solucionarla. Y mucho nos tememos los aficionados en general, en que no se ha hecho ni una cosa ni otra.
Matemáticamente aún hay tiempo, eso dicen los números y los dirigentes de la Real, pero la realidad es que de los 18 últimos puntos la Real ha logrado 1. Y a eso se le llama «engordar para morir».
Cómo nos gustaría equivocarnos. |